[pullquote]He sufrido mucho en los últimos metros, no miraba a los lados porque apenas se veía nada, sólo pensaba en seguir adelante, darlo todo con las piernas[/pullquote]
Río 2016.- La jornada de esta gran final ha sido muy especial de principio a fin para la nadadora española Mireia. Los técnicos de la selección española de natación habían decidido justo la noche anterior que era mucho más conveniente para ella que no participará en las eliminatorias del relevo 4×200 libre por la mañana, con el fin de reservarla exclusivamente para esta final.
Mireria no fue ni siquiera a presenciar la competencia en la piscina olímpica. Su entrenador quiso sacarla totalmente del ambiente y de la tensión horas antes de afrontar la carrera más importante de su vida. Se fueron juntos a comer, y aprovecharon la oportunidad para bromear para intentar despejar la tensión, y ya por la tarde siguió al milímetro la típica rutina habitual.
Mireia ejecutó de manera quirúrgica su plan de atacar a partir de los 100 metros, y eso poco a poco dio su fruto, a pesar del acoso constante de las rivales.
«He sufrido mucho en los últimos metros, no miraba a los lados porque apenas se veía nada, sólo pensaba en seguir adelante, darlo todo con las piernas», dijo Belmonte.
Con esta medalla de campeona olímpica ya entre sus manos, Belmonte vio en carne viva como ha podido materializar el esfuerzo dado en el lapso de estos pasados cuatro años, que encontraron una gran recompensa ahora en Río. Belmonte dijo que esta medalla de oro significa lo que ha soñado durante toda su vida, también tuvo tiempo de recordar tantas fantasías infantiles, agregó que atrás han quedado los malos momentos pasados en el año 2015, y más sobre todo con esas dos lesiones en los hombros que cortaron su trayectoria y la impidieron competir en los Mundiales de ese año.