Buenos Aires.- La historia de Boca Juniors en la Copa Libertadores terminó en las semifinales al caer derrotado, en la Bombonera, por 3 a 2 frente a Independiente del Valle. Para el conjunto xeneize los goles los hizo Pavón, mientras que Caicedo, Cabezas y Angulo le dieron al equipo ecuatoriano el pase a la final.
Un deja vu fue lo que se vivió en el partido de vuelta por las semifinal de la Copa Libertadores. El local, que hace una semana fue visitante, arrancó ganando de manera tempranera. Boca con claridad se puso arriba en el marcador con el tanto de Pavón, que logró conectar el centro de Fabra. Ambos fueron las figuras de Boca en ese primer tiempo.
El partido ideal se había materializado y Boca estaba más cerca del segundo tanto que Independiente del arco de Orión, hasta que la defensa del Xeneize comenzó su noche “especial”. Tres jugadores no pudieron despejar el esférico proveniente de un córner mal pateado y Caicedo aprovechó el regalo.
Los papeles, con el empate, se invirtieron. Ahora era el visitante, que hace una semana fue local, estaba más cerca del segundo que Boca del arco de Azcona. Independiente no se achicó y aprovechó el desconcierto de Boca. Una muestra clara de que se necesita más que mística o historia para ganar los partidos. En esta era moderna del fútbol, los partidos se juegan.
Boca pudo reponerse de su estado grogui y encerró al visitante en su arco hasta el final del primer tiempo. La posesión de la pelota y las ocasiones eran del conjunto de la Ribera pero ya se veían desajustes defensivos y espacios desprotegidos que en la segunda etapa serían aprovechados por el rival.
Independiente del Valle fue contundencia en estado puro en el complemento. Explotó los errores de la defensa de Boca y a los 6 minutos ya estaba 3 a 1. Desconcentraciones a la salida del arco rival y un error de Orión versión 2008 sentenciaron la historia. Desde ese momento, Boca fue un conjunto de nervios combinado por una mezcla de todo tipo de malas decisiones condimentadas por el apuro de dar vuelta el resultado.
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Un Tévez ausente, un medio sin presencia ni juego y un triángulo defensivo (Orión, Díaz e Insaurralde) que hizo todo lo posible para que le convirtieran goles, fueron las claves para esta eliminación. La cenicienta del torneo dio un nuevo batacazo y jugará la final frente a Atlético Nacional. Nadie se lo esperaba, como Boca no se esperaba verla por televisión.
El conjunto argentino tuvo el mismo partido que hizo en Ecuador. Lo comenzó ganando, lo pudo liquidar y lo terminó perdiendo merecidamente. Por sus fallas en el ataque y por las distracciones en la defensa. Boca tuvo un deja vu. Ahora, entró en una pesadilla.