Este lunes 29 de junio, el Gobierno del Distrito Federal de Brasilia, en Brasil, declaró el estado de «calamidad pública» debido al avance acelerado de la pandemia del coronavirus en la capital brasileña, donde ya deja casi 550 muertes y 45.000 contagios.
«Queda declarado el estado de calamidad pública en el ámbito del Distrito Federal, como consecuencia de la pandemia causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2«, afirmó el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, en un decreto publicado en el Diario Oficial.
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Declaración de estado de “calamidad pública”
La declaración del estado de «calamidad pública», es una medida puramente administrativa que otorga a las autoridades locales una mayor libertad en el manejo de sus presupuestos y les permite tener acceso, de forma rápida, a recursos del Gobierno central para hacer frente a una emergencia, en este caso la crisis sanitaria por la pandemia.
El Distrito Federal fue la primera región de Brasil en adoptar, a mediados de marzo, medidas de aislamiento social para contener la propagación del patógeno con el cierre de las escuelas y la suspensión de eventos públicos. También fue de las primeras en flexibilizar el distanciamiento y permitir la reapertura gradual de comercios no esenciales desde finales de mayo, lo que terminó en un repunte en el número de contagiados por la covid-19.
Según el texto, la medida estará en vigor mientras «perduren los efectos de la pandemia» en Brasil, el segundo país del mundo más azotado por el virus y que ya registra 57.622 muertes y 1.344.143 contagios, de acuerdo con el último balance del Ministerio de Salud.
El Congreso brasileño ya declaró el estado de «calamidad pública» en el país a finales de marzo, así como hicieron otros estados del país fuertemente castigados por el nuevo coronavirus.
Bolsonaro censura las medidas
Por su parte, el presidente ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro, califica la enfermedad como una “simple gripecita”, por lo que censuró la imposición de cuarentenas y otras medidas por parte de los estados y municipios.
El mandatario, que acostumbra minusvalorar la gravedad de la covid-19, ha defendido siempre la vuelta a la normalidad y llegó a decir que «la muerte es el destino de todos» al lamentar la pérdida de las miles de vidas que ha sesgado ya el virus.