Sentirnos bien es una necesidad que todos en algún momento queremos tener; sin embargo, esto puede llevarnos a entrar en lo que se conoce como “zona de confort” y en ocasiones resulta un poco complicado salir de ella.
A grandes rasgos, la idea de zona de confort se deriva de un patrón de comportamiento en el que se mantiene un nivel de ansiedad neutral. Es una conducta que puede resultar recurrente que le permite a una persona mantenerse en un nivel de desempeño estable y aceptable, sin asumir riesgos que puedan generarle ansiedad, incertidumbre o miedo.
¿Qué es la zona de confort?
Este término o concepto se refiere a un estado mental, el cual no permite que el ser humano experimente un crecimiento personal ni aquellos fenómenos vinculados con el aprendizaje para lograr un alto grado de satisfacción.
Usualmente, llamamos zona de confort a aquello que nos hace sentir bien, un espacio seguro y estable al punto de la relajación, que no nos permite darnos cuenta de lo que sucede alrededor. Además, en ese estado no se experimenta ansiedad ni miedo, porque no se llegan a asumir riesgos.
Los expertos advierten que esa sensación de seguridad puede llegar a ser perjudicial, pues supone una pérdida de incentivos y motivaciones que además lleva a caer en la monotonía, la apatía, el desgano y el desgaste. Así, la zona de confort se convierte, contradictoriamente, en un lugar supuestamente cómodo y que creemos haber conquistado, pero que en realidad nos limita y nos tiene subyugados.
Señales que indican que estoy en una zona de confort
El comportamiento de una persona da claras señales si ésta se encuentra o no en una zona de confort. Dichas señales también son muestra de apatía y conformismo que no permiten que esa persona se supere, cambie su actitud y su visión sobre las cosas.
- Temor de asumir riesgos.
- Dejar pasar oportunidades por creer que se puede perder más de lo que se gane.
- Sentir apatía por los planes, proyectos y cosas nuevas.
- Evitar el crecimiento intelectual y emocional.
- Aplazar de forma indefinida y sin motivo aparente las tareas y todo aquello que «te gustaría hacer».
¿Cómo salir de la zona de confort?
Salir de la llamada zona de confort puede resultar más difícil de lo que pensamos. Sin embargo, muchos expertos aseguran que para salir de esa zona que puede volverse un círculo vicioso, existen algunos pasos claves; estos son:
- Aprender a tomar riesgos: Probablemente salir de la zona de confort genere miedo e incertidumbre, pero si no se le hace frente a ese miedo, te paralizará por completo y no te permitirá salir de ese estado.
- No darse por vencido: Dar los pasos necesarios para salir de la zona de confort es solo el primer logro de los objetivos; además no se debe dejar caer por los obstáculos.
- Hacer una lista de objetivos a lograr: Definir los objetivos y metas no solo te ayudará a visualizarlos, sino también a trabajar en pro de ellos y así te verás obligado a cambiar de perspectiva y conseguir una mejor imagen de ti mismo.
- Ser positivo: Ver solo el lado negativo de las cosas no ayuda en el camino de salir de ese estado; así que siempre hay que mirar las cosas buenas para así atraer una percepción de autoeficacia.
- Establecer prioridades: Sopesar qué o cuáles cosas están primero y cuáles vendrán después; esto sin duda ayudará en el proceso de ese estado de conformidad en el que se encuentra.
- Ser congruente: No basta con solo decir que se hará sino que las acciones vayan acorde a lo dicho y mantener una postura firme en torno a las decisiones que se tomen. Asume riesgos, cambia de perspectiva, desafía lo que verdaderamente puedes y cambia por completo la rutina.
¿Qué debo hacer para no entrar de nuevo en la zona de confort?
Una vez te encuentres fuera de la zona de confort no te queda más que disfrutar del aprendizaje de todo el trayecto y sentir orgullo por haber logrado dejar atrás ese estado. También es importante seguir trabajando un paso a la vez y con motivación para evitar caer nuevamente en esa situación; para ello:
- Aumenta la confianza en ti mismo.
- Haz crecer y mantén la motivación y la creatividad.
- Mejora el rendimiento personal, laboral y emocional.
- Anticipa las respuestas a las dificultades.
- Corre nuevos riesgos y pon a prueba tus capacidades cognitivas.
Aunque sea más fácil decirlo que hacerlo, salir de la zona de confort no es misión imposible; solo se necesita un impulso y no dejarse llevar por el miedo y la ansiedad que genera el abandonar el pasado.