La mayoría de los venezolanos que cruzan la frontera son oriundos de San Cristóbal y San Antonio. Aseguran que lo hacen para abastecerse en los supermercados de La Parada, el corregimiento ubicado justo al pasar el puente, y en Cúcuta.
Hay quienes van cada fin de semana y otros cada 15 días; lo cierto es que caminan por la frontera para comprar desde un pan canilla o un cartón de huevos hasta cajas de refresco, pasta, arroz y otros alimentos.
“Yo prefiero venir a comprar acá; en San Antonio lo que se consigue está muy caro y aquí hay más variedad”, dijo Eliana Rojas mientras cruzaba a Colombia. Después de pasar hay más de 100 puestos de vendedores ambulantes, entre venezolanos y colombianos. Casas de cambio, restaurantes, puestos de sopas, de llamadas y más de 50 vehículos que trabajan diariamente como taxis, para trasladar a los migrantes o a las casi 40 mil personas que cruzan la zona limítrofe de forma constante, según nos dijo un funcionario de migración que no quiso revelar su nombre.
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El trabajo en la frontera
“Bus para Bogotá, Bus Para Medellín, Bus para Ecuador“, con acento venezolano perfectamente identificable se escuchan los gritos de varios muchachos que se dedican a trabajar como “cargadores”.
Estos hombres se encargan de llenar los autobuses que van a distintos departamentos colombianos y otros países suramericanos.
“Tengo tres meses aquí, ha sido muy difícil y hago esto para reunir e irme a Bogotá”, contó un joven venezolano.
Otro de los negocios que abunda en el paso fronterizo, una vez que se cruza a Colombia es el de la venta de cabello, y si se tiene largo, ofrecerán dinero por él.
“Mira pana, vamos a comprarte esos dreadlocks“, le dice un vendedor a un reportero gráfico. “Te doy 400 mil pesos por todo eso, nosotros mismos te lo desenredamos y te lo llevamos a cortar”, insiste pese a la negativa que recibe.
A pesar del clima de tensión entre los dos países por la llegada de la ayuda internacional a Colombia, las personas cuentan que la dinámica comercial no ha cambiado. Por el Puente Internacional Simón Bolívar siguen cruzando miles de venezolanos diariamente para comprar lo que a menos de medio kilómetro no hay o está mucho más caro.