El gato debería ser considerado como el animal perfecto de compañía, pues al tener un carácter independiente los cuidados que requieren son menores a los de un perro. Pero muchas personas rechazan a estos pequeños animalitos veces sin razón aparente.
Hoy en ‘El Día del Gato‘, el veterinario de la clínica Zarate, Mirko Castro nos comenta cinco mitos que durante años han formado una barrera entre el humano y este adorable felino.
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Mitos sobre el gato:
Los gatos negros dan mala suerte. No dan mala suerte. Pero tal parece que este mito ha hecho que la gente sienta rechazo, tanto así que los negros son los menos adoptados.
Los gatos son malos para las embarazadas. Mucha gente piensa que los gatos son incompatibles con las mujeres embarazadas por el riesgo de la transmisión de toxoplasmosis (una enfermedad producida por un parásito que puede contagiarse a las personas a través de las heces felinas).
Un felino que no está infectado por el parásito que provoca la enfermedad no puede transmitir de ninguna manera la toxoplasmosis a una mujer en gestación. Sumado a esto, si la mujer ya está inmunizada frente al virus de la toxoplasmosis, no existe ninguna probabilidad de que el feto se infecte.
Además, un gato que se alimenta a base de alimentos balanceados y lleva una correcta atención veterinaria tiene bajísimas posibilidades de portar toxoplasmosis.
Los gatos se llevan mal con los perros. Un gato que convive con perros durante su período de socialización (de las 2 a las 8 semanas) en adelante, será un gato que interprete a los perros como “especie amiga”. De hecho, perros y gatos bien socializados pueden convivir perfectamente en un mismo espacio familiar.
Los gatos podrían resultar peligrosos para los bebés. Esto solo podría producirse si el pequeño no tiene la debida supervisión de un adulto. Nunca se debe dejar a un bebé con un gato o cualquier otro animal.
Con una socialización correcta y en compañía, el gato podría convertirse en un excelente compañero de juegos de un bebé.
Los padres deben enseñar a sus hijos que se debe respetar a este animal y no permitir nunca ningún tipo de maldad contra el felino.
Las gatas deben parir al menos una vez en la vida. Las gatas no tienen por qué pasar ningún trauma en absoluto al no tener ninguna camada de gatitos.
Si no pretendemos tener más gatos es muy importante que la esterilicemos.