El primer día hábil del nuevo año, el presidente Alberto Fernández dispuso la apertura de la discusión salarial 2020 con dos mensajes puntuales a sendas partes de la mesa paritaria y tripartita.
«Que no se abusen«, dijo el mandatario argentino con remitente a empresarios y que «no hagan pedidos desmedidos» invitó a la dirigencia sindical.
Mientras se establecen las políticas predominantes sobre las variables económicas en plena crisis y paritarias, se asoma un 30% como el número de percepción de un amplio abanico gremial.
Sin embargo, Camioneros, como sindicato adelantado, ya puso la exigencia por 35% como base de la discusión salarial para este año.
«Sería una primera tranquilidad que el Estado no gaste lo que no tiene. Pero para llegar a eso hay que hacer lo que estoy haciendo porque si no es imposible: inducir a la gente a que consuma», le realzó el Jefe de Estado a Radio10.
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Aliviar más a los que ganaron menos
Por otro lado, para esta discusión salarial se debe considerar y mantener una expectativa siempre bajo el riesgo inflacionario, y con ello, alivianar la situación de aquellos que ganaron menos.
Mientras que con relación al mapa de negociación salarial, el economista Sergio Chouza (Undav) relacionó paritarias e intento por decreto bajo la figura de «un puente» no imposible de concretar.
«Los ingresos más bajos están promediando los $30.000 con lo cual si se definieran, por ejemplo $6.000 vía decreto, de carácter remunerativo y con aportes, representa un 20% de mejora. Arrancar con ese incremento es promisorio», explicó el especialista.
Chouza también aconsejó no olvidar que se profundizó la inequidad para los sueldos de los trabajadores respecto a la distribución del ingreso.
«Tomando del universo de acuerdos, el 5% más favorable y el 5% más bajo de los asalariados. La brecha se profundizó en los últimos dos años. Con lo cual las medidas de monto fijo pueden paliar un poco este escenario, al beneficiar a los sueldos más bajos», destacó Chouza.
Los economistas que asesoran a organizaciones sindicales y referentes del movimiento obrero, coincidieron con la premisa. Pero la pregunta que surge ahora es saber si el «puente» salarial no se transforma en un techo.