Ante una factura creciente y una enorme presión política, el presidente Donald Trump renunció este viernes, de manera temporal, al financiamiento de su muro en la frontera con México. Esta decisión del mandatario estadounidense pone fin al cierre gubernamental más largo de la historia de Estados Unidos.
El mandatario aceptó lo que sus adversarios demócratas llevaban semanas exigiendo: poner fin a la parálisis presupuestaria antes de retomar cualquier negociación sobre medidas de control de la inmigración clandestina.
Por su parte, Donald Trump se mostró «orgulloso» de anunciar el acuerdo para poner fin al cierre parcial del gobierno, que prevé una financiación de los servicios federales hasta el 15 de febrero.
«Es triste que se haya necesitado tanto tiempo para llegar a una conclusión evidente», dijo la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que reforzó a través de esa crisis su reputación de estratega.
El Congreso estadounidense aprobó por unanimidad el proyecto de ley para reabrir la administración, al que solo le falta la firma del mandatario republicano para entrar en vigor.
«Esperemos que el presidente haya aprendido la lección», declaró el jefe de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
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El capricho de Donald Trump
Desde el pasado 22 de diciembre, la administración federal del país estaba parcialmente paralizada debido a una disputa entre el presidente y los demócratas sobre la financiación del muro que él caprichosamente quiere construir en la frontera con México.
Donald Trump se negaba a financiar el gobierno hasta tanto los demócratas, de mayoría en la Cámara de Representantes, no aceptaran otorgar fondos para la construcción del muro.
Trump abordará seguramente el tema migratorio durante el tradicional discurso sobre el Estado de la Unión, que Pelosi había aplazado debido al «shutdown». La líder demócrata, que es la encargada de invitar al presidente para ese acto, no indicó este viernes si tendrá lugar el martes, como estaba previsto antes de su suspensión.
Las consecuencias del cierre parcial del gobierno habían aumentado la presión en torno a Trump y los congresistas.
Unos 800.000 trabajadores federales, que usualmente reciben su paga cada 15 días, se quedaron sin un segundo cheque consecutivo este mismo viernes, alcanzando una situación insostenible para muchos de ellos.
El «shutdown» también perjudicó la operativa de algunos de los aeropuertos más transitados del país. El viernes se reportaron importantes interrupciones en las terminales de Nueva York y Filadelfia debido a la falta de personal.
Y todos esos efectos tenían cada vez más un responsable claro: Donald Trump y los republicanos, según los sondeos publicados desde el inicio de la semana.