Desde que Elon Musk volvió a estar en el ojo del huracán con su última maniobra de comprar Twitter, invirtiendo más de 40 mil millones de dólares en una red social que, desde sus inicios, no ha sido para nada rentable, una lluvia de opiniones invadió las redes sociales, los medios digitales, la televisión y las conversaciones en general.
¿Qué podemos decir de Elon Musk?
Realmente, Elon Musk es una persona controvertida: un personaje muy particular, con una idea, también, muy particular, pero con un poder económico importante. La cuestión está en que sus maniobras están teniendo repercusiones, y las van a tener todavía más en el futuro.
Ya mencioné que, en realidad, la venta de Twitter fue repentina y claramente condicionada. Musk era hasta el momento el dueño de un porcentaje chico y esta vez su planteo fue “compro todo o me retiro”. Única salida que tenía Twitter, porque sabemos que si Musk se retiraba las acciones caían y no subían más. Twitter se vendía bien ahora, o mal después.
El tema está en que, Elon Musk, viene gestionando una movida empresarial que de alguna manera se va complementando. Todas sus inversiones y maniobras le dan sostén a su proyecto que, aunque a muchos nos parece una locura, va en serio: mudarse a Marte.
Llegue al planeta vecino o no, la realidad es que en ese ímpetu Musk está apostando por emprendimientos que impactarán en la sociedad y en el mundo de acá a unos años. Parece una película de ciencia ficción, pero es real: desarrollo de la longevidad, inteligencia artificial, medios de conexión de las neuronas con los dispositivos, cohetes reutilizables y satélites, además de ser el dueño la mayor empresa productora de energía solar en Estados Unidos.
¿Qué cambios podemos esperar en Twitter? ¿Cuáles pueden llegar a ser las repercusiones?
La compra de Twitter no es una decisión ingenua en toda su movida. Si nos preguntamos cuál es el negocio mediante, sin duda, la respuesta no es otra que la consciencia de Musk del poder de la comunicación.
Twitter es una red social y como tal es un poderoso instrumento de comunicación, interacción y difusión de la información. Más allá de su rentabilidad o no, en términos financieros, Musk es consciente de lo que Twitter generó y genera, así como también sabe muy bien lo que significa ser dueño de una plataforma de comunicación. El negocio está ahí.
Hasta el momento, sigue levantando la bandera de la libre expresión. Habla de democracia, y encuentra en Twitter la oportunidad de que todo el mundo pueda expresar lo que siente. Pero Musk también puede ver los muchos desafíos que la plataforma tiene de acá en adelante, como lograr que detrás de cada cuenta haya efectivamente una sola persona, una persona real.
Twitter tiene mucho que hacer, está la cuestión de la información, pero también la de la desinformación. Eso no es algo menor. Veremos que implementa, pero creo que Musk merece y podemos darle algo de crédito. Hasta ahora, viene logrando cosas. Cosas que cuando las planteó por primera vez parecían una locura, como SpaceX, pero las hizo y bien.
La humanidad del futuro
Musk mismo afirma que su motivación, para crear todas sus empresas, es involucrarse en algo que podría tener un impacto significativo en el mundo. Con The Boring Company, se encuentra promocionando un sistema de transporte ferroviario llamado Hyperloop, el que podría transportar a las personas a velocidades supersónicas.
Con Open AI, su compañía de investigación de inteligencia artificial fundada en 2015, afirma querer promover y desarrollar este campo, buscando colaborar con instituciones e investigaciones que beneficien a la humanidad en general.
También está Neuralink, su empresa de neurotecnología. Dedicada al desarrollo de interfaces cerebro-computadoras (básicamente chips implantables), que promueve la simbiosis total con la inteligencia artificial.
En su ambición de extender la longevidad, Musk es además miembro de la junta directiva de la corporación Halcyon Molecular. Una empresa fundada con el fin de promover investigaciones y la creación de medicamentos que permitan alargar la vida de las personas. A fin de cuentas, Marte está a unos cuantos años luz de nosotros y el viajecito hasta allá puede demorar varios años.
Sin embargo, algo mucho menos ajeno a nosotros es la producción de energía solar. Musk es dueño de SolarCity, la mayor empresa productora de energía solar en Estados Unidos y proveedora de servicios a propietarios de viviendas, empresas y organizaciones, tanto del gobierno como sin fines de lucro.
Los servicios de SolarCity incluyen el diseño, la financiación e instalación de sistemas de energía solar, auditorías de eficiencia energética, modernizaciones y la construcción de estaciones de carga para vehículos eléctricos que funcionan con electricidad renovable.
Esta última es subsidiaria de la famosa Tesla. La gran empresa liderada por Musk, fundada en 2003, dedicada al diseño, fabricación y venta de autos eléctricos, así como de componentes para la propulsión de estos vehículos.
Ideas visionarias sí, pero Musk no deja de ser un tipo consciente de que hoy lo que dice o hace tiene impacto en la gente. Y lo mismo podemos decir de sus proyectos, aunque hoy nos parezcan muy lejanos. Sus ideas, como los avances en su desarrollo, impactarán en la humanidad de acá a 20 o 30 años, por más que no podamos asegurarnos la colonización de Marte.
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