Estados Unidos.- Cuando comenzó la campaña por la nominación de la candidatura del partido republicano, en la cual participó el magnate, Donald Trump, nadie apostaba a que este se alzaría con la candidatura, pero Trump, haciendo uso de lo que mejor sabe hacer, combinado con su carisma, espectáculo, incongruencia, cólera y nacionalismo se alzó con la nominación de su partido.
El progreso de Trump fue tan vertiginoso y tan impresionante que la mayoría de los analistas políticos, incluyendo los de más prestigio de la nación norteamericana, llegaron a comparar al magnate del ramo inmobiliario como uno de los más grandes prodigios que haya tenido la política norteamericana, comparándolo con el famoso senador Joe McCarthy, al también recordado magnate Ross Perot y hasta el no menos mencionado gobernador racista George Wallace.
Como se recordará el senador Joe McCarthy fue aquel personaje que convenció a parte de los estadounidenses de la existencia de una «gran conspiración comunista» a principios de los años 1950.
Perot, aprovechando la coyuntura económica de los años 1990, remontó una oleada de descontento económico y se presentó como candidato presidencial pero de manera independiente. Esa candidatura estropeó de manera definitiva la reelección del republicano George.W. Bush ,en el año 1992, favoreciendo la elección del demócrata, y esposo de la actual candidata demócrata, Bill Clinton.
Otros de los fenómenos políticos fue Huey Long, personaje que surgió a la política de los Estados Unidos, en el estado de Louisiana durante la infausta «Gran Depresión» económica de los años 20, específicamente en el año 1929, Huey se hizo muy popular rápidamente con su idea de una plataforma de redistribución de la riqueza que usó para alcanzar la gobernación por ese estado y mas tarde la elección a senador.
Long, considerado como un personaje controversial en Estados Unidos, murió asesinado el año de 1935, cuando trataba de llegar a la presidencia patrocinado por un sacerdote católico llamado Charles Coughlin, que hacia predicas radiales y se mostraba radicalmente antisemita y anticomunista.
El gobernador George Wallace se transformó en el año 1963 en la personificación de la resistencia a la integración racial, con los afroamericanos, a la que se opuso de manera física por su condición de gobernador del estado de Alabama. Esa posición la aprovechó para postularse en 1968 a la Presidencia de los Estados Unidos a la cabeza de un Partido Independiente.