Este jueves, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, advirtió en la ONU de una posible ola de bancarrotas en bancos “débiles” debido a la crisis del Covid-19. Al mismo tiempo señaló la “necesidad de medidas fiscales para construir un puente sobre el parón” de la actividad económica.
Georgieva encabezó un panel de alto nivel en Naciones Unidas junto a otros líderes institucionales, con el propósito de abordar la “devastación financiera” causada por la pandemia. Durante esa reunión, destacó que la contracción de la economía global será más grave del 3 % estimado inicialmente por el FMI, aunque aseguró que espera una “recuperación parcial en 2021”.
En ese sentido, encomendó las acciones de los grandes bancos centrales, que han recortado los tipos de interés y comprado activos por valor de unos 4 billones de dólares para “reducir masivamente la presión en los mercados financieros”, pero aseguró que el mundo aún “no está fuera de peligro”.
“Las condiciones financieras siguen dependiendo de desarrollos económicos y sanitarios inciertos y los países se enfrentan ahora a la perspectiva de un aumento de bancarrotas que podría afectar a los bancos, particularmente a los bancos con búferes débiles”, sostuvo.
Ola de bancarrotas en bancos
Georgieva también subrayó “la necesidad de medidas fiscales para seguir construyendo un puente sobre el parón” económico, y especialmente para ayudar a los trabajadores de las pequeñas y medianas empresas, para así evitar grandes pérdidas.
A su vez, enfatizó que los mercados emergentes y en desarrollo han perdido unos 100.000 millones de dólares debido a la “búsqueda de seguridad”, tres veces más que durante la crisis financiera global de 2008; pero gracias a las acciones de incremento de liquidez de los bancos centrales ha habido una “reversión de la tendencia”.
El FMI está centrado en los países con “cimientos débiles” y altos niveles de deuda que dependen de la exportación de mercancías básicas o del turismo, así como de las naciones en guerra que partían “de una posición mucho más dura”, y Georgieva mencionó como puntos calientes las regiones del África subsahariana y el Caribe.