España.- Pedro Sánchez continúa sosteniendo vivo el espejismo de convertirse en Presidente del Gobierno para asegurar la continuidad de su liderazgo, por más que la única opción salida de las elecciones del 26 de junio sea reelegir a Mariano Rajoy con la abstención de los 85 congresistas socialistas; eso o ir a unas terceras elecciones generales.
En silencio desde la noche de los comicios, todo parece indicar que Sánchez no solo va a imponer un «no» radical a Rajoy en el Comité Federal del Partido Socialista Obrero de España mañana, sino que continuará dejando en el aire su candidatura y ganando tiempo, para preocupación de los barones críticos y vieja guardia.
El último, Felipe González ayer en un artículo publicado en el diario español El País, con su insinuación de que el partido tiene que abstenerse y pasar a la oposición debido a que no hay mayoría alternativa coherente. Esto ya se lo dijo a su sucesor en una conversación a solas hace aproximadamente dos semanas.
Y a pesar de que hay quien dice que Sánchez ya va deslizando en privado que va a acabar con su abstención, los movimiento de los últimos días contradicen su opinión.
Los principales barones muestran su apoyo a González, excepto el extremeño Guillermo Fernández Vara, pero ninguno se atreve a expresarlo por miedo a quedar como «traidor» ante la misma militancia a la que van a proponer el relevo de Sánchez en el 39 Congreso, en otoño. Tampoco desean hacer el trabajo sucio al líder.
Porque, de gestos, de medir el apoyo o rechazo a Sánchez luego de el batacazo electoral va la cita del Comité Federal mañana. Vara y los presidentes de Andalucía, Susana Díaz, Javier Fernández de Asturias, Emiliano García-Page de Castilla-La Mancha, Ximo Puig de la Comunidad Valenciana y Javier Lambán de Aragón, van a respaldar el «no» a Rajoy, pero le van a pedir que deje el silencio y lidere en vez de maniobrar en la sombra.
Saben que lleva desde el 26 de junio en la noche, rumiando una segunda candidatura a La Moncloa con abstención de Podemos o de Ciudadanos, y es por esto que se les encendieron todas las alertas, cuando escucharon a la «sanchista» Francina Armengol, presidenta de Baleares, apadrinar que Sánchez pruebe si el candidato de los populares no tiene éxito.