Layane Días, una joven brasileña, de 20 años de edad, jamás imaginó que por seguir las tendencias actuales y procurar verse más atractiva, pondría su vida en peligro. Tras ponerse un piercing en la nariz contrajo una infección bacteriana que la dejó parapléjica.
Todo inició en julio 2018, cuando recurrió a realizarse la perforación. Ella comentó a la BBC en Brasil, que anterior a eso ya se había hecho tres en el orificio nasal derecho sin complicaciones, pero esta vez decidió optar por el lado izquierdo y se le convirtió en una verdadera pesadilla.
Tras colocarse el piercing en la nariz, presentó sangrado e hinchazón en la zona perforada, pero le restó importancia. «Pensaba que solo se trataba de un grano, pero me dio fiebre. Me lo traté yo misma, me puse unas pomadas y a la semana desapareció», contó Layane.
Al poco tiempo se levantó con mucho dolor de espalda, como creyó que era algo muscular acudió a una farmacia, consiguió alivio pero momentáneo. Posteriormente, ante la persistencia del dolor acudió al médico, se sometió a Rayos X, sin embargo no le encontraron nada.
Justo un día después la joven despertó sin poder sentir las piernas. Recurrió al hospital, donde le practicaron varios exámenes de sangre y una resonancia magnética. Los análisis arrojaron que era portadora de una bacteria llamada staphylococcus aureus, que estaba en su torrente sanguíneo.
Entretanto la RMN mostró que tenía cerca de 500 mililitros de pus, que estaban comprimiendo tres vertebras en su médula espinal; por lo que debió ser sometida a intervención quirúrgica. Layane quedó postrada en una silla de ruedas, tras estar hospitalizada por dos meses.
Vea también: Identificaron dos mil nuevas bacterias en el intestino humano
Causas y consecuencias
«El médico me preguntó si había tenido alguna herida en la nariz o algo similar porque, tal como me explicó, esa bacteria suele generarse en las fosas nasales. Fue entonces cuando le conté que me había hecho un piercing en la nariz el mes anterior», dijo la joven.
Ante esta clase de situaciones es preciso que a la hora de hacernos una incisión cutánea, asegurarnos de que se siguen las medidas de higiene adecuadas; ya que el piercing fue la puerta de entrada a la bacteria en el cuerpo de Layane.
Pese a que fue un golpe muy duro para ella, ha encontrado la forma de lidiar con su realidad.
«Conocí a otra gente joven en silla de ruedas y vi que también una puede ser feliz así. Hoy incluso juego al baloncesto y al balonmano», cuenta.
Actualmente, la joven está sometida a fisioterapias y acude a sesiones con un psicólogo. En enero decidió hacer pública su experiencia no para que la gente deje de ponerse piercings en la nariz, sino para que tengan más cuidado al escoger el sitio en el que se lo van a hacer.