El Museo de Informática de la República Argentina nació en el año 2010, de la mano de Carlos Chiodini y Alicia Muchrio, su esposa. En sus años de actividad se ha posicionado como una reliquia entre los ejemplares de su tipo, distribuidos en Estados Unidos, Alemania, España e Inglaterra.
Reconocido, además, por ser el primero y el más grande de estos espacios en América Latina, se ha entregado incansablemente a la noble misión de mantener vigente el desarrollo de la industria informática en nuestro país.
El valor histórico y científico del Museo de Informática
El patrimonio de este templo de la informática y la ciencia computacional está conformado por más de 48.000 piezas de inigualable valor. El Museo de Informática, ubicado en Marcelo T. de Alvear 738 en la ciudad de Buenos Aires, ha promovido, también, recorridos únicos por caudales de contenidos enormemente significativos acerca de la historia, el desarrollo y el empleo de la tecnología en Argentina y en el mundo.
Grandes eventos se han reunido entre estas especiales paredes, como aquella muestra sobre el espionaje desde la Segunda Guerra Mundial a la actualidad, un recorrido interactivo sobre el mundo de los videojuegos, la valiosa exposición acerca del rol de las mujeres en la tecnología, entre muchas otras charlas y talleres.
En sus visitas, los espectadores han podido no solo conocer y observar las reliquias del mundo de la informática sino aprender y desmitificar ciertos rumores que han envuelto a la disciplina, así como a sus representantes, en reconocidas controversias.
El Museo de Informática cuenta incluso con un espacio exclusivo dedicado a la industria nacional. Este tomó cuerpo en la exhibición “Hecho en Argentina”, declarada luego de interés cultural.
Además, y como si fuera poco, presenta una biblioteca especializada y una softwareteca: espacios únicos dónde se conservan cientos de programas y más de 3500 impresionantes ejemplares.
¿Qué depara el futuro?
En el Museo de Informática vive y se conserva una gran parte de la historia nacional. Es por esto que sus fundadores han buscado hasta el final la habilitación de un espacio tan valioso científica y culturalmente.
Sin embargo, abril ha sido el último mes en que las exhibiciones abrieron sus puertas. La sala de exposiciones no ha conseguido nuevamente la habilitación, retirada durante la pandemia en 2020, a pesar de la larga lucha de sus fundadores, voluntarios y aficionados.
De todos modos, en su interior la misión no se detiene. La biblioteca seguirá activa, como su espacio de investigación. Además, tendrán lugar exposiciones itinerantes y la divulgación de contenido de valor en las redes sociales y espacios virtuales del museo.
En cuanto a las actividades educativas, estas tampoco serán pausadas. Los cursos brindados de forma presencial serán adaptados a una plataforma online, buscando seguir acercando la tecnología, sobre todo, a aquellas personas mayores de 45 años, para quienes algunos cambios continúan siendo difíciles y ajenos.
Podemos estar tranquilos, entonces, de que en los años venideros el Museo de Informática seguirá activo, buscando ajustarse a las nuevas circunstancias pero siempre, tal como afirman sus fundadores, con la esperanza de volver a abrir sus puertas al público.
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