Este miércoles los pueblos andinos bolivianos realizaron ofrendas a la Pachamama o Madre Tierra, para agradecer por los bienes recibidos y pedir favores para el siguiente ciclo de producción.
Al respecto, Pelagio Patty, delegado del municipio de La Paz para la interculturalidad, explicó que agosto es el mes de la Pachamama, y tienen que alimentarla con ofrendas o wajtas, como las denominan en lengua aimara.
«Todo el mes de agosto vamos a dar «wajta», comida a la Pachamama, en agradecimiento a todas las bondades», expresó.
En ese sentido señaló que colocan las ofrendas a la Madre Tierra en una hoguera, entre rezos y oraciones. Asimismo le ofrece alcohol y vino dulce para alimentarla también.
Al respecto, mencionó que en este ritual es «imprescindible» la presencia de un sullu o feto de llama, junto a la simbología ligada al fuego y la tierra.
Asimismo no pueden faltar pequeñas figuras con imágenes de la Madre Tierra o de los beneficios que se buscan, tales como dinero, trabajo o salud, entre otros.
Pueblos andinos de Bolivia celebran en agosto
Patty explicó que agosto es importante en las poblaciones agrícolas bolivianas, porque es el tiempo de la cosecha de invierno y fundamentalmente porque es cuando comienza a prepararse las tierras para sembrar.
De igual modo señaló que por esto, agosto es el mes en el que los nativos alimentan a la Pachamama.
Las ofrendas son realizadas durante todo el mes, principalmente los días considerados con energía especial, que son las noches de los martes y viernes.
Al respecto, el experto el cultura dijo que los rituales son una mezcla de tradición y catolicismo, los cuales también se han hecho costumbres en las grandes ciudades, debido a que toda persona o grupo comunitario debe dar gracias a los santos por su subsistencia.
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En relación a esto, el Gobierno Municipal de La Paz encabezó una de las actividades que inauguraron el mes de la Pachamama en la céntrica plaza de San Francisco de la ciudad.
San Francisco la consideradan sagrada porque es el centro o el «ombligo» de la ciudad. Era el límite entre la ciudad española y la ciudad de los indios durante la colonia.