Cada vez son más los alimentos que prometen desde ayudarnos a perder peso hasta protegernos contra el cáncer, pero ¿serán realmente tan buenos?
El concepto de «superalimento» es usado para describir productos que contienen muchos nutrientes y son considerados sumamente beneficiosos para la salud. Sin embargo, esta no es una definición científica, sino más bien un término usado más con fines comerciales.
En el año 2007, la Unión Europea prohibió el uso de “superalimento” en los empaques, a menos que se tratara de una propiedad específica fundamentada en estudios de calidad. Pese a esto, la pasión por los alimentos superlativos sigue ganando adeptos. En un sondeo reciente realizado en el Reino Unido, el 61% admitió haber adquirido productos por considerarlos «superalimentos», así lo informa la revista New Scientist.
La siguiente representa una lista de los superalimentos investigados por New Scientist:
1 – BAYAS DE GOJI
Son originarias de China, donde se utilizan en la medicina tradicional, afirmando que fortalecen el sistema inmunológico, estimulan la libido y protegen contra enfermedades cardiovasculares y cáncer, pero New Scientist señala que no debemos olvidar que la medicina china también valora el uso de polvo de cuernos de rinocerontes.
Es cierto que hay muy pocas investigaciones sobre las propiedades de las bayas de Goji. Y en los pocos estudios existentes se basan en uno de los componentes de las bayas, los llamados polisacáridos lycium barbarum, o LBP, por sus siglas en inglés. «Pero hay razones para ser escépticos», asegura la revista británica. «Pocos estudios definen exactamente qué son los LBP y no hay ensayos mostrando sus efectos en seres humanos«.
Otra afirmación en torno a este superalimento, es que contienen altos niveles dezeaxantina, un pigmento vinculado a la prevención de enfermedades degenerativas de la vista asociadas a la edad avanzada. Catherine Collins, dietista del Hospital St. George en Londres, no está muy segura sobre ello: «Otros alimentos tienen el mismo efecto y son más baratos. Si lo que quieres es consumir zeaxantina, puedes encontrarla en espinaca, repollo o pimientos amarillos».
También es cierto que las bayas de Goji contienen más vitamina C que los arándanos, puede obtenerse la misma cantidad de fresas o limones.
Conclusión: es solo una baya.
Los llamados flavonoles, es el beneficio potencial del chocolate más citado, ya que se relaciona con compuestos hallados en el cacao.
Estudios han mostrado que los flavonoles del cacao incrementan la producción de ácido nítrico, un precursor de óxido nítrico, que se encarga de regular la presión sanguínea. Sin embargo, según New Scientist, los estudios con humanos han arrojado resultados contradictorios.
Revisando varios estudios realizados en 2012 por investigadores australianos concluyó que el chocolate rico en flavonoles, el más oscuro y amargo, puede reducir ligeramente la presión, por lo menos en el corto plazo. Pese a ello, se considera necesario realizar más estudios para determinar si ese impacto es duradero.
A estos efectos prometedores resulta necesario recordar el hecho de que la mayoría de los fabricantes combina el cacao con grandes cantidades de azúcar y grasas.
Conclusión: Está bien comerlo de vez en cuando, pero no se justifica ingerirlo en grandes cantidades por sus potenciales beneficios.
Este fruto suele ser valorado por su capacidad para disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Según un estudio realizado en el 2012, de 93.000 mujeres, por ejemplo, demostró que las participantes que consumieron tres o más porciones de arándanos y frutillas por semana tenían un riesgo 32% menor de sufrir un ataque al corazón que aquellas que ingirieron esas frutas sólo una vez al mes. La investigación fue realizada por el departamento de nutrición de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido.
New Scientist señala que «La evidencia es prometedora». Estas bondades suelen ser atribuidas a compuestos llamados antocianinas, de la familia de los flavonoides, pero solo una proporción muy menor de esos compuestos entra en la corriente sanguínea, señala Gordon Gordon McDougall del Instituto James Hutton, en Dundee, en el Reino Unido.
No se sabe si son otras sustancias, producto de la descomposición de las antocianinas las que aportan beneficios. O si las antocianinas actúan más bien en el microbioma, el ecosistema de microbios en nuestro intestino.
Conclusión: Sí son buenas, pero no mejor que otras bayas.
4 – SEMILLAS DE CHÍA
Es uno de los superalimentos que se encuentra más de moda y suele afirmarse que es una gran fuente de omega 3, los ácidos grasos se encargan de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y depresión.
Estas semillas contienen aproximadamente 17 gramos de omega 3 por cada 100 gramos, mientras que una porción de salmón de granja atlántico aporta aproximadamente 2,2 gramos de omega 3, pero a diferencia del salmón, los ácidos grasos en las semillas de Chía están en la forma de ácido α-linolénico (ALA); es decir, que el organismo debe convertirá otros ácidos (EPA y DHA) para obtener beneficios cardiovasculares.
Y esta conversión tiene una eficiencia de apenas el 10%, así que la cantidad de EPA y DHA cada 100 gramos de semillas de Chía es de 1,7 gramos, menor que en el caso del salmón.
Para obtener ácidos grasos omega 3, es recomendable moler las semillas.
Conclusión: Son buenas, pero algunos pescados son más ricos en Omega 3.
5 – QUINOA
Estudios han demostrado que reemplazar cereales con quinoa puede disminuir el colesterol y ayudar en la pérdida de peso. Pero según New Scientist, el número de participantes en esos estudios es tan reducido que no pueden extraerse conclusiones sólidas. Por eje
Los beneficios de la quinoa suele atribuirse a sustancias llamadas saponinas, que se estima actúan alterando la permeabilidad del intestino, pero en el momento de lavar la quinoa antes de consumirla, como suele hacerse, retira las saponinas junto con sus beneficios.
Thomas Simnadis, nutricionista de la Universidad Wollongong University en Australia, dijo a New Scientist que no sabemos mucho aún sobre las propiedades de la quinoa.
Conclusión: Si te gusta cómela, pero no esperes los beneficios para la salud que le atribuyen.