El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó reforzar el sistema de defensa en materia de antimisiles para contrarrestar «posibles ataques de enemigos externos», el cual no contempla ningún tipo de limitaciones.
«Nuestro objetivo es simple: asegurarnos de que podamos detener y destruir cualquier misil lanzado contra EE.UU. en cualquier parte, en cualquier momento, en cualquier lugar», aseguró el primer mandatario durante la revisión de la Defensa de Misiles de EE.UU.
A su vez, Trump indicó que la prioridad de su Gobierno es que el sistema de defensa esté «por encima de todo lo demás». Por ello, pretende que se implemente un «nuevo escudo de defensa» para blindar cada ciudad estadounidense «sin negociar antes con nadie las condiciones para protegernos».
Asimismo, el presidente estadounidense resaltó la importancia de la presencia militar en el espacio, considerado por él mismo como un «nuevo dominio de guerra», por lo que EE.UU. contará con una red de sensores instalados en satélites que orbitan alrededor de la Tierra y permitirán detectar misiles enemigos.
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Trump obsesionado con el sistema de defensa de EE.UU.
Desde el comienzo de los diseños del sistema de defensa en los años 80 con el entonces presidente Ronald Reagan, EE.UU. ha invertido cerca de unos 300.000 millones de dólares.
Sin embargo, las nuevas ordenanzas presidenciales representan un incremento de los fondos destinados al armamento militar. De hecho, la nación norteamericana cerró el 2018 como el primer país que más fondos destina al armamento militar y el sistema de defensa, con una subida de 46.000 millones de dólares, cifra que lo llevó a alcanzar los 702.500 millones de dólares desde 2008.
Por otro lado, estas nuevas revisiones del sistema de defensa ordenadas por el presidente Trump, se enmarcan en la salida unilateral de EE.UU. del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio firmado con Rusia hace 40 años y que fue la clave para poner fin a la Guerra Fría (1985 – 1991).